Dale, dios de la virtualidad, a ese otro que soy yo también, total libertad sobre el acontecer, gozoso escenario inabarcable e intenso tiempo sin fin previsto. No le permitas ser fanático vasallo de los reyes de lo aparente, e inmune a fanatismos y estadísticas que su sentir jamás sea pecar. Con el derecho a no elegir bando sea su tragicomedia, ser mortal viviendo la épica del héroe mínimo, corto de fuerzas y grande en sueños.
Una oración que haría mía.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias.
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