el
divino sueño Dios soñaba un
futuro bello y hermoso y lo hizo público. Luego, en un día de
general evasión en los sacrificios teatrales, algo le despistó para
perderlo (al futuro), y la pasión de los actores quedó presa del
frío de la tecnología.
Muerto Dios ya no sueña.
Sin embargo desea recuperar el futuro soñado. Para ello inventa
trucos mágicos (ahora inservibles) y comprende que su capacidad de
creación falleció en tierra extraña. El lamento divino retumba en
la distancia enorme que le separa del presente tipo de vida. Aquí ya
todo se pudre y los milagros –de puro cotidianos y tecnológicos–
no asombran. Este lugar de la adicción a las ideas preconcebidas hace hablar a los miserables en clave de mercaderes.
Así reza Dios entonces.
¡Te encontraré, futuro
bello, en las profundidades del amor!
Será cuando el líder
presente la imagen de la fraternidad y espante las farsas ridículas
de la demagogia y el populismo.
Dios dice que tenía un
futuro soñado y que los abducidos por el confort lo devoraron.
Dios sabe que su nuevo
futuro ha de ser inviolable e indestructible. Un símbolo de la
humanidad reconciliada con la Naturaleza.
No, no se va a dejar
distraer de nuevo.
Romperá el sacrificio
teatral viniente y hará con él escándalo de la vida.
Despertará a los que
cómodamente soñaban y estos cantarán:
Él tenía un futuro, un
futuro. Un futuro. Era su sueño y ahora es nuestro.
póker
global
En el campeonato de Póker
Global
se han dado partidas
extrañas.
Unas han dejado hambre y
derrota,
otras entronizaron a
Rigoletto
como Duque terror de
doncellas.
Las más recientes
esconden triunfos
y los descartes son
dolores humanos.
Manos fuertes,
Plutócratas y Populistas,
el cinismo como
estrategia,
lo importante es
mantenerse en el juego
que se apuesta a todo o
nada.
A menudo el crupier local
se muestra
partidario de uno de los
jugadores
y las bazas son sangre y
dinero.
El público escasea, las
gentes son baraja,
salirse del mazo es
elección difícil
se necesita reflexión y
andar a solas.
Cuesta desaprender el
odio y las ideas.
Y sin embargo otro poeta
se me acerca
y mirando fijamente al
tapete me dice:
Él tenía un futuro, era
su sueño
y ahora es nuestro.