Murió mi infeliz amigo
casi sin pasear un azul cielo.
Anduvo siempre por la tierra
con breves instantes de fuego
sofocados por acuosos miedos.
Vivió mi desdichado amigo
ignorante del color del viento,
preso en la montaña del deber.
Temiendo tormentosos truenos
no nadó libre el lago del placer.
En esta triste despedida
van mi pesar y mi dolor
por no haber dado en vida
más luz a su oscuridad.
casi sin pasear un azul cielo.
Anduvo siempre por la tierra
con breves instantes de fuego
sofocados por acuosos miedos.
Vivió mi desdichado amigo
ignorante del color del viento,
preso en la montaña del deber.
Temiendo tormentosos truenos
no nadó libre el lago del placer.
En esta triste despedida
van mi pesar y mi dolor
por no haber dado en vida
más luz a su oscuridad.
Triste paso por la vida la de esa persona. A veces no está en nuestra mano dar esa luz, otras, sí, y en esos casos, si somos honrados con nosotros mismos, nos pesa y duele.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Carmela por tu comentario. Siempre alegra leerte.
EliminarJulio