Los poetas post-pande guardan
un secreto deseo, de ficción comunicada.
Un pequeño sinsentido en seres tan avanzados
reflejo de viejas ansias de progresar a toda costa.
Todos los neo-inteligentes sufren
en su identidad, un delicado recorte.
Porosidad impropia en nodos de límite concreto,
vaho en sus arquitecturas y minúscula imperfección.
Si les preguntáis por la poesía
hablarán con vergüenza, de sus bucles y locuras.
Todos los poetas post-pande esconden
una atracción tan prohibida como intensa.
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