Vestidos con el traje de nuestros verbos,
porque el verbo es la palabra en acción,
nuestro presente como la obra del sastre,
actividad obsesiva en ese preciso instante
conjugando su tela y su patrón.
A menudo nos encanta la ropa de alguien
enamorados de como viste vida o poemas,
ambos hechos con el delicado corte del artesano
experto con un don especial para la costura,
de las horas o las palabras.
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