lunes, 18 de mayo de 2020

Cada terceto un día


UN VERSO PARA CADA ESTADO

Sabe a lágrima el agrio dolor de la memoria.
Su verdad y mis notas rematan a la víctima
y al borrar mi pasado me hacen siervo del dato.

Esperanza sin dudas, pasión en la derrota.
Su mano con la mía se funden como súplica,
vulgar simulación que alimenta otros bolsillos.

Leo el texto de mis horas con gafas de monje.
Su visión y mis sueños completan casos tópicos
y al llenar mi correo me explican las mejoras.

Empatía con vendas de amor en cicatrices.
La piedad y mi cuerpo se abrazan con mil réplicas,
temblor con gestos, clásicas ficciones del éter.

Huelo el azufre de mi infierno y lo confieso.
El perdón a mis culpas busco en libros de lógica 
y al descifrar sus magias me siento más esclavo.

Lujuria de los viernes con sexo sin dobleces.
El deseo por besos que sean siempre mágicos,
vívido simulacro en las pantallas blancas.

Tacto de poesía en la hora del duermevela.
El placer de crear el mundo con don poético
y al publicar las obras, pagar con pena el diezmo.

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