La niña inconsciente se aleja
de un parque sin caimanes.
Allí queda la adolescente
con sus monstruos, con su imaginación.
La muchacha, rata que odia a las ratas
teme a sus demonios.
La joven, princesa seductora de sí misma,
ama sus fantasías.
La mujer, ama, golpea y sangra,
vive los hechos con pasión.
La madre, ama, renuncia y se mata,
muere dando vida con fe.
La apenada, sola en su soledad,
colecciona recuerdos y nostalgia.
La invisible, sabia por sus errores,
feliz procrea un arte vivo.
La anciana consciente se adentra
en una playa sin serpientes.
Tantos ciclos, tantos miedos y al final la paz
ResponderEliminarun beso y buena semana Julio
Un beso y mejor semana, Capri.
Eliminarencantadora tu entrada
ResponderEliminarSe agradece.
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