El primer rayo de luz ilumina
sus calzoncillos y un rojo zapato de tacón.
El amor deja de nublar los sentidos
a la insatisfecha que huele su sudor
y el miedo a que él abra sus ojos.
El sexo relajó el nervio de él
y no curó la herida de ansiedad de ella.
La alarma llama al combate
el guerrero orgulloso salta a la ducha
y una mujer lamenta su destino.
A todas esas que no les gusta aparentar más de lo que son, que ya es bastante, puede que no les guste este poemilla. Un beso a todas.
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