lunes, 4 de septiembre de 2017
Siguen comiendo
A LA HORA DE LA COMIDA II
Su amigo Robert que se sienta junto a él, le responde con ironía con un retrato amargo. Conoce que sólo a él, se le permiten semejantes cosas.
Autorretrato.
El quiere ser
un viejo necio,
un viejo agresivo,
tan soso, tan bruto,
como el vacío que le rodea.
No desea comprometerse
ni ser jamás amable
con nadie, solo demostrar,
hasta el fondo, su cabezota
rechazo completo a todo eso.
Ya intentó el dulce y delicado
¡Venga juntemos nuestras manos!
y fue terrible, estúpido,
brutalmente sin resultado.
Ahora se mantendrá erguido
sobre vacilantes piernas.
Con brazos y piel
encogiéndose a diario.
Amando y odiando por igual.
Robert Creeley (1926-2005)
Self portrait
He wants to be a brutal old man, an aggressive old man, as dull, as brutal as the emptiness around him, He doesn’t want compromise, nor to be ever nice to anyone. Just mean, and final in his brutal,
his total, rejection of it all. He tried the sweet, the gentle, the “oh, let’s hold hands together” and it was awful, dull, brutally inconsequential. Now he’ll stand on his own dwindling legs. His arms, his skin, shrink daily. And he loves, but hates equally.
Robert Creeley (1926-2005)
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Pues a mí esa amargura me gusta,me parece un poema muy interesante.
ResponderEliminarBesos.
Gracias.
EliminarUnos comensales interesantes, aunque este carácter no me va demasiado, pero ha estado bien leer su autorretrato a través de tu mano.
ResponderEliminarUn ballo in maschera. Como la opera de Verdi. Como casi todas las tardes de septiembre en la cafetería de la esquina. Ya sin mar a la vista.
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