DEL BLANCO COLOR
Presencia del blanco elemento,
las cosas vivas sin pasión.
Los rojos, los verdes, duermen,
se para la intensa la acción.
Es esta elegía invertida,
un canto al frío discurrir,
la vieja estación nos deja
cuadros tristes sin fin.
El blanco luego se esconde
concentra fuerzas para ver
al niño mirando alegre
juego y risas volver.
Estrellas en noches de viento
sus ojos tiemblan sin cesar.
Pequeñas blancuras brillan,
almas para mirar.
Ausencia continua y notable
realza colores de amor
y otorga a los besos nuevos
vivo y rojo color.
DINÁMICO
La luna, el sol, las estrellas y los dioses,
cansados de su presencia constante en el poema
explican sus mil demonios al poeta
y cómo su esencia es un ir entre opuestos.
Así sabe el escritor la forma de decirlos
siempre como nuevo principio sin repetición.
Debe mostrar el odio en el centro de la rosa
y el amor en el diente del tigre.
La palabra como equilibrado puente,
unión de puntos de vista del ángel y del duende
en versos con borrosas imágenes para la acción.
Movilidad con la rapidez de la vida,
sangre en pulmón y nutriente en intestino,
cambio, frente a la estática percepción erudita.
La palabra será novia desnuda, vestida con
la ambigua polisemia de lágrimas y risas.
Vieja rosa nacida en acantilado inaccesible,
aroma perdido en el mar iracundo,
espinas clavadas en lejanos recuerdos
y color borrado por el agua del océano social.
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