SOBERBIO DUENDE Y HUMILDE ÁNGEL
El pobre infeliz está prisionero entre un duende y un ángel.
–Usted está destinado a ganar. Lo supo desde pequeño. El segundón jamás es el vencedor. El oro le pertenece, los dioses no permitirán que baje del cajón. – Esto le dice el duende.
–Jugar es compartir y los amigos son la felicidad. Entre ellos no hay primeros ni la propiedad es personal. –Y esto le explica el ángel
–Nadie va a ser más feliz que usted. Todos le deben envidiar. –Insiste el duende.
–Entre amigos nadie consiente que el otro sea infeliz y se respeta el talento con admiración. –Grita el ángel.
–El sacrificio del resto de personas es lo lógico; la renuncia es natural en el inferior. –Grita más el duende.
–Ayudar nunca es sacrificio sino algo natural. Una renuncia al confort con recompensa de felicidad. –Susurra el ángel
–Su ira es expresión de la divina voluntad. Hay que castigar al rebelde. –Con rabia el duende.
–Reconvenir sin ira porque nos duele el error del amigo. –Muy firme el ángel
–A esto no se resistirá, dice al fin el duende: –El sexo es su esclavo pues usted se siente el soberbio amo del destino y además en el fondo se lo cree.
–Lo que todos los ángeles sabemos, sentencia el ángel: –El sexo es esclavo del amor entre humildes enamorados que solo le tienen miedo al voraz paso del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Mensajes moderados, pronto publicados. Gracias.