martes, 21 de abril de 2020

Arte para la tragedia




Arte para una tragedia
(Warsaw Concert Richard Addinsell)

Las grandes tragedias de la humanidad cambian de una forma radical la esencia del pensamiento común de los seres humanos. Tanto el discurso racional de la sociedad como el de su inconsciente colectivo. Ese proceso de transformación del paradigma, tradicionalmente lo dirigen los filósofos por un lado y los artistas por otro. En el fondo hay que dar respuestas a lo que la ciencia no sabe explicar o sobre lo que no ha puesto el foco de su interés. Es curioso que son preguntas que ya estaban en la Ilíada y la Odisea de Homero y se han ido repitiendo con los siglos. La Historia Universal puede ser contada de este modo como catástrofes que trajeron más empatía social, gracias a la Razón y al Arte.
Este pequeño concierto para piano es un compendio de respuestas artísticas a dos siglos de guerras y destrucción. Epidemias, guerras Napoleónicas, totalitarismos y conflagraciones mundiales. Aquí resuenan los nocturnos de Chopin, conciertos de Tchaikovsky y de Rachmaninov entre otros. Es un condensado de sabiduría estética. Pero los hombres fuertes de cada generación parecen sordos a esta lección y más proclives a escuchar los cánticos de sirena del poder y la codicia.

Poema de la tristeza y verso del consuelo
para el poeta infeliz que escribe sin soñar.
A sus escritos, un tigre les come la lengua 
mientras sana su cantar zarpazos de dolor. 
La luz de tristes recuerdos que la niebla borra 
y el beso que no dará, son dosis de amargura. 
Con voz de reloj de cuco sobre gris ceniza 
en el puente sin abrazos pierde su esperanza. 
Pero el niño no se muere si el corazón late, 
aunque siempre el nervio quiera ahogar la ensoñación.

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