(un caminante)
Miraba a las pretenciosas nubes
alejarse al dictado de los vientos
y veía en ello la razón del poema.
Soberbia mente con imaginación,
a los deseos del tiempo sometida.
Si no es lógica, es contundente verdad.
(un caminante)
Miraba su imagen en el espejo,
la que no siente y es solo apariencia
y su dolor interno era su felicidad.
Luchaban en él, pasiones y sueños
y el árbitro del combate, la Muerte,
influía sin remilgos, en el resultado.
"y su dolor interno era su felicidad”..¿Será posible que ciertas personas desde su absoluto dolor sientan un grado de bienestar porque, saben que desde allí se acercan a la muerte como liberación?
ResponderEliminarMuy interesante la reflexión que nos ha dejado tu poema Julio.
Abrazos
Para interesante tu lectura.
EliminarAbrazos agradecidos.
Las luchas con uno mismo no siempre salimos vencedores, porque aunque se cree que nos tenemos dominados, nada más lejos de la realidad.
ResponderEliminarUn placer, Julio
Qué cosa tan extraña es eso de luchar con uno mismo. Cuando lo hacemos ¿contra qué peleamos?
EliminarPor supuesto el placer, es mío.
Un poema trascendente, humano, místico, felicitaciones.
ResponderEliminarMuy agradecido.
EliminarMientras estás vivo, la verdadera lucha es contra la muerte... Una lucha contrarreloj donde intentamos ganar espacio para llegar a reconocernos y comprendernos a nosotros mismos. Conseguirlo antes de que ella nos venza es una victoria.
ResponderEliminarMuy buenos versos. Un placer leerte.
Una lectura muy buena la tuya. Muy agradecido por compartirla.
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