(un caminante...)
Muerto de cansancio, dormita
en un banco de la calle sin nombre.
Su mente vuela a un campo insensible
ya nada será peligro ni confrontación.
Su soñar, espacio de soledad primaria,
es fuente de recuerdos para la luz próxima.
Despierta a la noche de la tristeza
y al tráfico de los días esclavos.
(un caminante...)
Vivo de esperanza amanece
en el cementerio con tumbas de césped.
Sus ojos, lengua, manos y oídos
sienten la llamada de las vidas sin cara.
Su caminar, viaje de angélica compañía
es manantial de felicidad cegadora.
Alimentan su espíritu las horas azules
y un volar de nubes como abrazos.
Al primer caminante lo dibujas como tantos desheredados de la Tierra que no tienen donde descansar sus huesos, salvo a la intemperie, en un banco o donde pille, asustados ante tanto indeseable como existe que siempre pretende abusar de los más débiles, por eso mientras sueña no sufre. El segundo caminante es un bohemio, un soñador, no sé, alguien espiritual que viven en armonía con la naturaleza, cómodo entre espíritus y espectros … precioso esto de …“Alimentan su espíritu las horas azules y un volar de nubes como abrazos".
ResponderEliminarUn abrazo y feliz finde!
Te felicito por tan gran imaginación. Coincido, la felicidad del desgraciado está en sus sueños dormido, la del soñador en sus sueños despierto.
EliminarFeliz siempre para ti, impagable lectora.
...sino estelas en la mar.
ResponderEliminar¡Ay, Don Antonio, quién supiera escribir y decir tanto con tan poco!
EliminarDos caminantes muy distintos (coincido totalmente con la interpretación de María). Y al tiempo... entre ambos un lazo de unión, no sé si momentos diferentes de épocas distintas, o simplemente, esa unión que une almas que sueñan, bien sea despiertas o dormidas. Besos :D
ResponderEliminarQué profundo eso que dices de las dos caras de un espíritu que sueñan despiertas o dormidas. Me ha conmovido. Muchas gracias.
EliminarBesos.