EL FUEGO DEL SUR QUE ATORMENTA (PROSA)
Los viajes hasta ahora los realizó la parte masculina del ángel, los siguientes los hará su potencia femenina. Este en particular, consiste en una súplica a un ente superior con la que se desea obtener una metáfora musical, capaz de representar su íntima belleza. Aunque no es para consolidar la imagen de aquello que en vida creyó amar (un plateado presente entre estrellas). Este desplazamiento no va a resultar un concentrado de placer, sino más bien la enojosa forma de resolver la ecuación de un mandato personal, objetivo de esa estrategia milenaria que es la sal de la humana supervivencia. Un recorrido para desactivar el vínculo protector que recubre la misiva de la sangre y para destruir la contraseña del demonio que habita en el sexo, aceptando incluso por la fuerza que posee la muerte, el mareo proporcionado por la singladura. Unos caminos llenos de versos con un ritmo palpitante para los que fue nacida ángel-mujer, para navegarlos y cabalgarlos, en busca de su etérea esencia personal, entre un fuego del sur que le atormenta.
EL FUEGO DEL SUR QUE ATORMENTA (PROSAICO)
La potencia femenina del ángel
–dada la ambigüedad de estos seres–
suplica en su viaje a un ente superior
obtener una metáfora musical,
capaz de representar su íntima belleza.
No para guardar lo que en vida creyó amar
(un plateado presente entre estrellas).
ni para recordar un concentrado de placer,
sino más bien como la forma de resolver
la ecuación de un mandato personal,
estrategia milenaria y sal de la supervivencia.
Un recorrido para romper el vínculo protector
que recubre la misiva de la sangre
y para destruir la contraseña del demonio
que habita en el sexo, aceptando incluso,
por la fuerza que posee la muerte,
el mareo proporcionado por la singladura.
Unos versos con un ritmo palpitante
para los que fue nacida ángel-mujer,
para navegarlos y cabalgarlos, en busca
de su etérea esencia personal,
entre un fuego del sur, que atormenta.
EL FUEGO DEL SUR QUE ATORMENTA (POEMA)
Belleza musical, metáfora femenina,
te desea la cara ella del ángel.
No como ballet de amores
ni caja fuerte de placeres
sino como libro de instrucciones,
para volar libre de la misiva genética
para responsabilizarse de la sexualidad
para amar lo inerte (incluso a la muerte)
y que no arde en piras, del tormentoso sur.
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