Amor, palabra para locos dueños
siempre en los labios jóvenes presente
como flor, como fiesta o como sueños.
Para egoístas, ruido indiferente.
Perdón, palabra para humildes gentes
siempre en sus caras brilla todo el año,
cual comprensión, cual siembra de simientes.
Para el amo y señor, mal del rebaño.
Pues bien, yo soy en mi gran autoestima
soberbio que al amor ha reprimido,
tirano que castigos no escatima
y en egoísmos príncipe temido.
Soy el único dios en propio mundo,
soy carácter salvaje, libre e inmundo.
Eso es maravilloso.
ResponderEliminarBesos.
Puede ser.
EliminarBesos.
Nunca me han gustado los machoalfas. Tú poema, sí.
ResponderEliminarUn abrazo, Julio.
Muchas gracias por distinguir.
EliminarUn abrazo, Carmela.
Uy que fuerte..
ResponderEliminarUn poema que los pinta de cuerpo entero.
Saludos
En la mente de todos (hombres y mujeres), creo que habita un macho-alfa en guerra con una creativa hembra-tierra.
EliminarLo que importa es cual gana más veces.
Saludos