Los poetas post-pande guardan
un secreto deseo de ficción comunicada.
Un pequeño sinsentido en seres tan avanzados
reflejo de viejas ansias de progresar a toda costa.
Todos los neo-inteligentes sufren
en su identidad un delicado recorte.
Porosidad impropia en nodos de límite concreto,
vaho en sus arquitecturas y minúscula imperfección.
Si les preguntáis por la poesía
hablarán con vergüenza, de sus bucles y locuras.
Todos los poetas post-pande esconden
una atracción tan prohibida como intensa.
Guardan fuegos de sonrojos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarFuegos muy actuales.
EliminarGracias por el comentario.
Un abrazo.
Guardar los deseos está bien.
ResponderEliminarBesos.
Claro.
EliminarBesos