«Bello pero muy aburrido» dijo mi nieto mientras jugaba con la tablet y yo oía la pieza de Vivaldi.
Cuando le pregunté las razones de encontrarlo aburrido, me dijo que no transmitía, que era un ritmo cansino y arrastrado, que la voz hacía unos gorgoritos que parecía un cantador de flamenco colocado, y que se imaginaba a una bailaora a cámara lenta censurándose a sí misma la expresión desgarrada de la pena. Entonces yo le dije que el poema en latín en el que se basaba la obra era de una gran expresividad y que representaba el dolor de la Humanidad (personificado en María) por el sacrificio de Cristo en la cruz para redimirnos del pecado. Entonces me contestó «pues eso yayo, que desde que ya no hay infierno nadie cree en el pecado, es normal que esta música se haya quedado viejuna».
PIES EN SUELO Y CABEZA EN NUBE
Cruzan los pasos de peatones,
en esta aurora de los artificios,
los devotos mirando sus pantallas
y van rezando modernas jaculatorias
a sus rosarios electrónicos.
La ciudad les evadió de la Naturaleza
la red le quita a las relaciones aspereza.
Liberados de la culpa y el infierno,
en esta nueva realidad sin amor,
los modernos se saltan las viejas reglas
van con pies en suelo y cabeza en nube
ignorando su fugacidad.
La ciudad les evadió de la Naturaleza
la red le quita a las relaciones aspereza.
Vivimos tiempos donde el infierno lo tenemos en vivo y en directo. Enciendes una pantalla y ves el horror de una guerra, gente muriendo por sobredosis, personas asesinadas por error y un largo etc. El infierno está aquí y los jóvenes lo saben, por esa razón, la música que escuchan es mediocre, sin sentido de belleza, sin letras, ni acordes, ni melodías. Apreciar música clásica es algo que ellos consideran aburrido porque necesita emoción y sensibilidad, elementos cada vez más escasos en un mundo vacío y carente de belleza.
ResponderEliminarAbrazos Julio
Un comentario realmente acertado. La tecnología nos está robando mucho en el campo de la sensibilidad y de la imaginación.
EliminarAbrazos, Tatiana