Desea, ama, vive, se para,
es rechazado, olvidado,
llora, desespera y muere.
Su Ángel ni vive ni muere
como el duende y el placer
adictivo y desesperanzado.
Inconsciente sigue al cuerpo
se siente nube en libertad
que llueve sazona y germina.
Su Ángel existe, pero vivirá
donde no caben duendes, y
canta la Tierra sus impulsos.
Bonito poema, un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy amable.
EliminarY el que muere, tal vez se redima en otro cuerpo y, su ángel otra vez lo acompañará.
ResponderEliminarAbrazos Julio
Abrazos Tatiana en estos malos tiempos para la mística.
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