La realidad es falsa. La experiencia personal,
crea el espacio y el tiempo.
La subjetividad destroza la medida.
El desasosiego por no hallar el valor
de las incógnitas en las ecuaciones de la vida,
es comparable a la emoción del marino
manejando el timón en alta mar.
La verdad es propia. Mentirse a uno mismo
crea la consciencia del auto-engaño.
Hay tantos mundos como personas.
La angustia por no dar sentido
a las preguntas esenciales de la vida,
es comparable a la soledad del náufrago
esperando un velero salvador.
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