viernes, 4 de octubre de 2019

Wagner: Tristan und Isolde – Vorspiel und Liebestod ∙ hr-Sinfonieorchest...





TODO MUERTO ABONA
(Wagner: Tristan und Isolde, Preludio y muerte de amor.)

Hay piezas que por su sonoridad establecen en el oyente la sensación de un efecto espacial. Unas evocan catedrales u otras construcciones arquitectónicas, otras traen a la mente amplios escenarios naturales. En este caso a mí se me representa una planicie desesperadamente llana con alguna pequeña elevación de tanto en tanto, pero que hace imposible la amenidad de contemplar, no digo ya bosques o ríos, sino algún que otro árbol o arbusto con nitidez. En medio de ese páramo de la desolación se alza la pregunta de si el amor sobrevive y vence a la muerte. La música deviene orgánica pero de un organismo sencillo, esencial. Alejada de las estridencias melodramáticas. La consecuencia de todo ello es una moraleja que nos enseña la importancia de aprender a morir en vida, amando con pasión cada instante vivido.

Todo muerto fertiliza un terruño.

La extraña música que escucha
el que pronto será semilla
(de manera impensada e inevitable) la tocan
el percutido corazón del viento
la alegre voz del agua
y el colorista metal de la arcilla.

Esencial música de transfiguración.

Por eso hay que vivir sordos
a los cantos de cielos y de huríes.
Y aprender a morir a manos llenas
para bien alimentar a los ángeles
desmemoriados poseedores futuros
de nuestros átomos.

2 comentarios:

  1. Es un preludio tan conmovedor...
    Parece que has pintado sobre telones de tinieblas desgarrados por el sueño...

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