Yo era yo y el otro que fingía
Ella era ella atrapada sin saberlo
en un trío de dos personas
y tres personalidades
El otro que fingía luchaba
Yo intuía mientras al monstruo
Ella no entendía solo vivía
el necesario desbarajuste
El otro manejaba recursos
el otro conquistaba y atraía
el otro era un egoísta narciso
en busca de su espejo
Yo deseaba ser normal y pensaba
en lo cotidiano y convencional
como la cura segura de cualquier
malformación del alma
Ella encarnó el gran error
vestida de nuestra madre loba
que yo y el otro deseábamos
como Rómulo y Remo
Las fuerzas vinieron del miedo
de los sueños soñados e inventados
donde los colores eran vivos
fuegos artificiales
Un pasado unívoco y terrible
un futuro desde el que escribo
para tratar de silenciar al trío
Es una maravilla.
ResponderEliminarLo he leído una y otra vez, me gusta cada vez más , aunque cada vez más me queda un resquemor angustioso, no sé porqué.
No sé... como no me lo explique el autor....
Muchas gracias, Tracy. Si te mantienes atenta entre el martes y el jueves que viene se encuentra la solución. En un nuevo capítulo del cuento corto.
Eliminar