Con el arte revivir los recuerdos, pero embellecidos y adornados con las permitidas falsedades positivas. O quizás dar esperanza y consuelo al desesperado, haciéndole creer que la Poesía cambiará al ser humano y éste hará lo propio con la sociedad.
Con el arte enseñar la esencia espiritual del Mundo, más allá de su superficie o su comportamiento y hacernos a todos partícipes de la hermandad que resulta de sabernos de prestado, en lo físico y natural. O quizás enseñar la imperfección nuestra y de nuestras creaciones como Humanidad, para tener una visión equilibrada de nosotros mismos.
Con el arte delirar de forma amable, en una locura sin necesidad de terapia, imaginando esos mundos improbables con los que poder soñar. O quizás celebrar el Amor, la entrega incondicional, a alguien o a algo, hasta el punto de hacer a ese o a eso, la razón de nuestra existencia.
Con el arte empujar hacia el logro de una cultura de la dignidad.
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