Mecánica poética

 

El impulso poético es igual: a la masa estética multiplicada por un cociente, el del espacio poético recorrido y el tiempo artístico usado para recorrerlo.

I MASA

Como toda la Naturaleza las personas somos masa con voluntad de orden. Como humanos, además, somos masas especiales: las de la imaginación y la creatividad. Somos amantes apasionados de lo etéreo. Y tenemos también, la masa más excepcional (cuerpo estético) y su empuje hacia la virtualidad. El arte es ese ente estético en movimiento. El artista se ve en la obligación de proporcionar impulsos virtuales. Luego el público decide si identificarse y asumirlo como propio, o tomarlo como obra de creación (bellas mentiras por tanto) en su camino hacia la belleza, la bondad o la justicia.  

II ESPACIO

Como toda la Naturaleza, las personas también vivimos en el espacio medioambiental. Como humanos, además, vivimos en espacios especiales: el del lenguaje y el de la emoción, artefactos para la vida en el mundo y en la intimidad. Y recorremos también en el espacio más excepcional (espacio estético) desplazándonos por una virtualidad. El arte dura en el tiempo de ese recorrido. El artista se ve en la obligación de proporcionar caminos virtuales. Luego el público decide, si navegar con gusto esos mares o evitarlos como abismos sin sentido (bellas mentiras por tanto) en su búsqueda de la belleza, la bondad o la justicia.  

III TIEMPO

Como toda la Naturaleza, el ser humano sufre también el tiempo de la necesidad. Como humanos, además, vivimos tiempos especiales: el del recuerdo y el de la esperanza, presentes en pasado y en futuro. Y también el tiempo más excepcional (tiempo estético) el rato que estamos asomados a una virtualidad. El arte habita el espacio de ese transcurrir. El artista se ve en la obligación de proporcionar enseres virtuales. Luego el público decide si creer con fe su realidad o aceptarlos como obras de creación (bellas mentiras por tanto) sobre la belleza, la bondad o la justicia.