Más que color tiene espíritu el vino
y los muertos ya son ángeles silbando
lejos del reino del vidrio y las aceras.
Solo, en esta estepa provinciana,
imperio del cardo y los pedruscos,
más calienta la sangre del lagarto
que sus versos hechos de fría razón.
Sin embargo tengo pena por todos
ahora que sé de su segura muerte.
Individuos idos en ángeles famélicos
compadezco su miseria y amargura.
Yo sé pesar la gracia de su espíritu
y amo a quien da humana compasión.
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