Qué mal, repasar el texto, sintiendo
sus metáforas como del autor.
Qué mal, criticar el texto sintiendo
sus metáforas como del montón.
Fatal, entender lo dicho, pensando
que su misterio lo creó el autor.
Fatal, presumir de sabio, pensando
que su misterio lo solucionó.
Qué bien, ignorar su nombre, leyendo
aquel poema sin saber su autor.
Qué bien, recrear la historia, leyendo
aquel poema como tu ficción.
Mejor disfrutar los versos, mirando
sus emociones como propio autor.
Mejor compartir temblores, mirando
sus emociones con tu corazón.
La emoción viva en cada letra, acompañando al lector.
ResponderEliminarBesos.