De joven fuiste rojo oleaje
y el tumulto apenas dejaba
hueco a ningún sonido.
Yo estaba absorto en la voluntad
de retratar un deseo.
Vino luego el verde viento
a ocupar las ociosas tardes
remansando ímpetus
y fui aprendiz de druida con teléfono.
Llegó la hora de la música azul
que vence olas y acalla vientos
y en la cuesta definitiva
soy sueño de levedad espiritual.
Ser sueño es bonito.
ResponderEliminarMe alegro.
Besos.
Me alegro también.
EliminarBesos.