Tras la muerte, un ángel se desprende
del individuo, con nostalgia amarga
del perdido amor humano.
Lleno de miedo a no ser aceptado
en el coro eterno, duda,
cual un absorto Hamlet.
A partir de ahí, el viaje del ángel será
una limpieza de materialidad,
una lírica de auto-contemplación,
y arder en la llama de la bella verdad
feliz en la bondad universal.
No puedo comentarte hablas de muerte y es no es mi dia
ResponderEliminarabrazos siempre
Como dicen por aquí "lagarto, lagarto..."
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