El mes de mayo que viene
hará treinta años
y aún no soy capaz
de hacer un poema
a mi hija muerta.
No me gusta el número ocho
Me siento en parte
culpable de lo sucedido
y no tengo coraje
para asumir que conozco la fecha
de la muerte de la niña
Odio el año ochenta y ocho
¿Por qué razón yo sigo vivo
y ella no lo está?
Hace diez mayos
hizo veinte años y sigo sin respuestas
Creo que me iré sin ellas
Tengo miedo a mayo del dieciocho
Los miedos no sirven de mucho , pero es verdad que existen.
ResponderEliminarOjalá desaparezcan .
Un abrazo y un beso.
Feliz Día de Reyes.
Un abrazo.
EliminarGracias, Amapola.
Las muertes de los hijos que suceden antes que las de sus padres son algo antinatural, sólo de pensarlo me pongo enferma.
ResponderEliminarJulio la culpa no sirve para nada, entre otras cosas porque ya no se puede hacer nada y es absurdo que un padre se crea culpable de lo que más se quiere en esta vida que son los hijos.
Treinta son muchos años y muy pocos, tienes un nieto que merece conocer a ese abuelo alegre, así es que andando...
Un eso muy fuerte
Pues eso, un beso.
EliminarGracias.
No me extraña que odies el ocho.
ResponderEliminarSe me ha helado la sangre y no sé qué decir.
Lo siento se queda muy corto...
Un abrazo muy fuerte,Julio.
No eres culpable,eso seguro.
Carmen
EliminarNo era mi idea fastidiar a nadie. Pero a veces se necesita sacar lo podrido. Parece que escribir haya tenido un buen efecto en mi ánimo.
EliminarUn abrazo, Carmen.
Nada de fastidio,faltaría más...
EliminarEs que me impresionó.
Me alegro de que te sentara bien escribir.
: )