Nos convoca NURIA a expresar los miedos. Los míos van a continuación:
MIEDO DESPIERTO Habitan los portales de mi calle perros con hambre sempiterna, monstruos del remordimiento. Siempre que paseo confiado, ellos asaltan mi carne espiritual. Evitarlos es mi única obsesión y para ello imagino paraísos donde veo la dicha que no fue, sutil bozal para sus mordeduras. Pero jamás llego al final de la calle indemne de sus dentelladas ni logro perdonarme del todo.
MIEDO SOÑADO Un largo brazo por la noche vaga. Va llevando con él su truco mate. Vencedor en fatal lucha y combate, me canta y limpia su sangrante daga. Salada lluvia ya mi rostro anega, pues llorando comienzo mi camino. El trauma del feliz cielo uterino es certeza que con mi vida llega. Con temor y dolor vital asisto al pertinaz regreso de un gran miedo, que no supero por mucho que insisto. ¡Brazo que robas fértil cielo humano, me dejas un temor como tu paga y eres brujo dictando negro arcano!
Hola Julio, por un lado narras el miedo que paraliza he impide que el protagonista llegue al final de la calle, el remordimiento provoca un miedo interior que corrompe el alma.
ResponderEliminarY por otro lado deduzco el miedo que siente el bebé ante el inminente parto que le obliga a ver la vida tan aterradora como los brazos del nacimiento.
Objetivo cumplido.
Gracias y un abrazo
Muy bien leído.
EliminarUn abrazo.
No es fácil sustraerse a los remordimientos ni perdonarnos a nosotros mismos. En cuanto al miedo a perder el confortable vientre que nos acoge antes de emprender la aventura de la vida, pues creo que de eso se trata, muy bien expresado en ese soneto que titulas miedo soñado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy amable comentario.
EliminarUn abrazo.
No puedo darte una opinión muy experta, la verdad es que la poesía no es lo mío. Aunque creo que está bien estructurado el texto y se entiende bien.
ResponderEliminarPerfecto, gracias.
EliminarHay miedos que se sienten desde que estamos dentro de nuestra madre, como el bebe, el que sufre en el parto.
ResponderEliminarY miedos a enfrentarse a los peligros que nos acechan en ese lugar que es la calle. Unos buenos exponentes al miedo. Un saludo.
Bien dicho.
EliminarLa calle que es la vida reserva experiencias que se transforman en un pesar, un remordimiento. ¿Por qué siente remordimiento? ¿Por los avatares que son propios de la vida? De sus dentelladas proviene el miedo que corrompe el alma y sería interesante saber su origen. El bebé no puede tener miedo a una vida aterradora pues aún no nacido y no sabe si esa calle va estar marcada por el remordimiento.
ResponderEliminarUn texto que invita a la reflexión.
No logré desliar el comentario. Pero muchas gracias por hacerlo.
EliminarTu relato no es fácil de desliar tampoco, por lo que planteo estas cuestiones:
Eliminar¿Por qué siente tal remordimiento el protagonista?
Como dice que de las dentelladas de la vida proviene el miedo que corrompe el alma, sería interesante saber el origen de ese miedo/resentimiento.
Respecto a la parte del bebé, este no sabe lo que la vida le va a deparar, ¿Por qué esa calle que es una vida que el bebé va a estrenar estará marcada por el remordimiento?
Ahora lo entiendo entiendo mejor. La respuesta a la primera pregunta es que el protagonista cometió actos terribles en el pasado. La segunda no está planteada correctamente. El miedo soñado no es remordimiento sino desvalimiento y nostalgia del cielo protector materno. Y estoy de acuerdo contigo que el texto no está claro.
EliminarMuchas gracias por tu respuesta, Julio.
EliminarImpecable estilo has logrado en el relato de ambos miedos, sobre todo en el segundo. Un abrazo
ResponderEliminarMuy agradecido.
EliminarUn abrazo.
Bueno, ambos son miedos reales. El segundo realemente profundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Es real el miedo?
EliminarUn abrazo.
Para quien lo siente sí. No importa en qué se fundamente en realidad. En mi opinión, por su supuesto. Un abrazo.
EliminarUna completa descripción de esos dos tipos de miedo que engloban a todos los demás y que son certificación de nuestra humanidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Certificado quedo.
EliminarUn abrazo ¡caminante!
En muy pocas palabras acabas de expresar dos miedos a la perfección. Me ha resultado, por la forma de escribir y describir cada sensación, una lectura totalmente hipnótica.
ResponderEliminarUn resultado magnífico, un abrazo!
Hipnotizado estoy yo de leerte.
EliminarUn abrazo.
Esos miedos que nos acompañan sin saber el porqué, seguro que tú has dado en la clave con tu relato. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarBesos.
Estupendo relato que confronta dos tipos de miedos: el que te paraliza y el que sentimos al venir a la vida. Saludos!
ResponderEliminarlady_p
Es cierto, los miedos paralizan.
EliminarSaludos.
Wow ese miedo que paraliza es horrendo.
ResponderEliminarY sobre nacer, creo que tiene que ser muy doloroso pasar del vientre de la madre a este mundo.
Abrazo
Pavorosos temores.
EliminarAbrazo agradecido
El primero me hace entender de las mordeduras del alma que la vida te enfrenta. y el segundo me lleva a la muerte.
ResponderEliminarA mi me ha sugerido esto, quizás este lejos de lo que has querido expresar.
Pero he disfrutado de la lectura.
Un abrazo,
Haz caso a tu verdad y respeta la de los otros.
EliminarUn abrazo.
Una mezcla de miedos, remordimientos y anhelos. El relato da qué pensar, de ahí que hayan surgido comentarios tan interesantes y dignos de leer ;)
ResponderEliminarUn besazo, Julio
Otro beso para ti.
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