LYON
Este es un poema para una Diosa, deidad sin marca de razón humana, y por supuesto, hoy en día abochornada por la continua blasfemia de los enemigos del Paraíso.
Tus creyentes, devotos practicantes,
extraños en las avenidas de la codicia,
cantamos tristes y arrinconados
mientras comemos las castañas caídas
en un otoño de irracionales guerras
y de razones enemistadas hasta la destrucción.
Este es un poema sobre una ciudad, bello lugar de sabrosas nostalgias, donde los amantes de la buena vida recorren desnortados los buchones, buscando el calor de una Diosa traicionada.
Desde lo alto de la colina, María,
conversa con la otra deidad amiga.
Ya perdida para ambas la esperanza
de un futuro sin lobos inclinados
al más radical canibalismo.
¡¡Qué razón tienes en lo que dicen tus versos!!La pena es que los que están metidos en guerras no tienen tiempo para leer poesía, ni les gusta. Y se nota.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo. Gracias por la lectura.
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