miércoles, 10 de enero de 2024

Berlioz: Harold en Italie, Op. 16



En mi primer concierto morí vivo.
Murió el niño, naciendo la emoción.   
La música mostró su ser lascivo
tomando posesión de mi razón.

Tras el primer concierto, ya sin piel,
sentí la quemadura de lo bello
que no da dolor y nos sabe a miel,
esclavo para siempre por aquello.

Todo fue consecuencia de la unión,
del brillante barniz del violonchelo 
con la música en mi imaginación.
Genial abrazo del mayor consuelo
a un confuso ser en transformación.
Y así hoy digo "la música es el cielo."

2 comentarios:

  1. Sea metáfora o experimentación vital tuya, esta de la música, y así quiero considerarlo, haces bien en calificarlo de cielo. Y lo plasmas divinamente. "Genial abrazo del mayor consuelo
    a un confuso ser en transformación." Es lo que somos, seres en transformación, aunque no sepamos para qué ni hacia dónde (o sí)

    (A ver si ahora me sale el comment, por otros vericuetos)

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