LA NIÑA-DIOS
Este año, no gobierna el Universo
un viejo barbudo,
ni nace un niño-dios, en un portal.
En una de sus noches se celebra
el alumbramiento de la nueva niña-dios.
Será mujer que al cumplir los treinta tres
podrá elegir con libertad:
pecar de soberbia y ser egoísta
o madre generosa hasta la abnegación;
tratar de alcanzar sus propias cimas
o vivir en el embarrado valle familiar.
Estos años que vienen
traerán limpieza de manchas y prejuicios
a las nuevas niñas-dios.
Por fortuna, serán divas de perdón y amor.
Ya no culparán a sus adoradores
de la sumisión durante las viejas etapas,
excluidas de la perversa evasión y la mala vida.
Porque ellas no se sentirán culpables de no ser:
el alma del hogar, ni el pañuelo de los llantos
ni el cómodo colchón.
Este año ya gobierna el Universo,
un andrógino, sin barba ni maquillaje.
Este será el verdadero cambio de paradigma.
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