Las
ratas de mi pueblo siguen
no
al flautista sino al tambor.
No
bailan por tanto, marcan el paso
sin
necesidad de poemas para cantar.
Tanto
ritmo y tan poca melodía.
Fuman
y tampoco cantan las mujeres
mientras
leen poemas sin sangre
recorridos
por fetos de los abortos
mucho
más soñados que vivos.
Tanto
beso y tan poco latido.
Ante
tanto desconcierto contagioso
afronto
el blanco casi sin pulso
mareado
por el vértigo al futuro
y
dolido por los antiguos fracasos.
Tan
rico y una poesía tan pobre.
Cantando se olvidan las penas
ResponderEliminarfumando se espera el olvido
leyendote se dibuja una sonrisa
y se desata la imaginación
El poema es tuyo
será pobre para el poeta
y riqueza para el hombre
un besito
Por muy rico que sea en experiencias, los poemas que el poeta intenta nunca llegan a parecerle gran cosa.
EliminarBesos.
La modestia del poeta.
ResponderEliminarEl blanco está de suerte.