Aborrezco el tiempo de la
cueva,
objetivo del instinto superviviente.
Viaje sin razón al
útero
al gusto de la infancia
protegida
de un viajero irresponsable.
Al destino entregado al
conductor de la máquina
por navegantes incautos
en un mar de páginas sin
libro ni papel.
Deseo la emoción del
descubrimiento
caminante y no un pasajero.
Quiero interpretar
la guía,
descifrar los gustos del cabecilla
resolver el enigma
del vate profeta
con su verso mapa sin
signos.
Sendero al improbable tesoro de uno mismo.
Que te sea propicia la travesía...
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