El barro se hizo dura piedra
frágil ante una humilde presencia
por sus caricias y besos agrietada.
Proyectiles de visión
surcan ciegos los vacíos.
Dedos señalan lejanos cielos
y noches que hablan, creadoras.
El hueso se hizo dúctil nervio
libre para la eléctrica carga
con recuerdos y futuros intranquilo.
Balas de deseo
recorren las sinapsis,
sangres apuntando trascendencias
y manos que tocan, enamoradas.
Has escgido una imagen muy adecuada para complementar al poema y hacernoslo llegar mejor.
ResponderEliminarVale, muy bien.
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