EL HUMANO CAÍN
Abel era bueno,
guapo e inteligente
y no sabía hablar,
ni con el hombre
ni con Dios, porque
no era del todo humano.
Caín era normal,
revoltoso y arriesgado
y sí sabía hablar
con las mujeres
y con Dios, porque
era totalmente humano.
No, no le mató,
solo dejó de cuidarlo
y él solito falleció.
Así se lo dijo a Dios
"ya no soy su guardián".
Por eso su castigo
fue vagar y engendrar
un millón de hijos,
ni listos, ni guapos,
amantes de la fuerza,
inmensamente humanos.
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