LA CULPA
Sé que lo hecho es pecado porque...
ahora el destino me es adverso y me castiga.
¿Qué tendrá que ver? me dices entre risas.
Sé que las cosas no fluyen a mi gusto
cuando el azar huele mi culpabilidad.
¿Oh, cuánta tontería? exclamas casi con enfado.
Sé que Dios me ve y me castiga
haciendo que mi equipo de fútbol
vaya perdiendo la final.
Pues haz acto de contrición. De mí te burlas.
Me concentro y pido perdón con arrepentimiento.
El empate sube inmediatamente al marcador.
Y tú me miras con preocupación.
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