Desde la casa de los Rosales en la calle Tablas de Granada
Nuestras fiestas –cien horas malgastadas–
nuestros templos –las calles más pequeñas–
nuestras drogas –las bocas más amadas–
nuestros sueños –mil luces navideñas–
Dejamos en el mundo de las hadas
montañas de ira hechas simples peñas
Cantamos también mágicas baladas
muy felices con nuestras largas greñas
Los rostros sucios —psíquicas fachadas—
con ojos rojos como claras señas
de que nuestra ilusión en oleadas
ardió con humo como verdes leñas
Antigua Navidad ya eres historia
sombra fantasmal en común memoria
Esa antigua navidad es historia, pero el presente sigue, con las ilusiones de cada tiempo de Navidad.
ResponderEliminarUn abrazo