MEMORIA DE DESILUSIÓN
A los seis años pude ver el mar
tras días preguntando por su anchura
y de escuchar respuestas sin parar:
que piscina sin fin, que si agua pura...
A los seis años con desilusión
y también con quizás gran amargura
por mí solo llegué a la conclusión
de no imaginar la cosa futura.
Pues lo vi grande, sí, pero no tanto,
que la vista no abarca casi nada,
que había imaginado con espanto
ver hasta un millón de olas en manada.
Ya entonces aprendí a no avanzar cuanto
me iría a impresionar la cosa amada.
Nos ocurre con esta ilusión lo de el parto de montes. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAsí es.
EliminarUn abrazo.