Carecemos de nombre, de vicios,
somos los individuos muertos.
Inútiles para evitar males futuros.
Nos da miedo la reencarnación
en un amor, en mil costumbres,
en la vuelta a la amnesia de la muerte
confusión de sueños propios.
Temerosos compañeros de los nómadas
y traviesos creadores de sus verdades.
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