Al leer tu poema más simbólico
(muerto escritor ya en ángel convertido)
tus metáforas brillan con sentido
nuevo / con propia luz y toque angélico.
Después, en un estado más abúlico,
al escribir ya sin gracia ni oficio
tu recuerdo envenena el artificio
de un verso con dolor muy melancólico.
Nos sangran las palabras por tu muerte,
las símiles, se vuelven más oscuras.
¿Por qué, genio, corriste negra suerte?
Pero…, con alegría en horas duras,
vivo jolgorio nace por leerte
viendo cómo en un ser de luz, perduras.

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