TELOE Y LAS RISAS
Apoyada en un cayado de fina ironía
mira las fuerzas de la Naturaleza
despertar tras el sueño invernal.
Teloe se sabe reír de todo y de sí.
Las desgracias son pesadas moscas
pero la fuerza de la Vida las aplasta.
Teloe quisiera ser oída por el rebaño,
lanzar sus cuentos en oídos atentos
y no ver a tantos sordos a lo Natural.
Teloe odia la falsedad de la pantalla,
sabe que la verdad esencial es ridícula
y su canto es comedia de áspera ley.
Sufre con sus sueños incontrolados
con ese Vanio burlón y sus memes.
Ella, amante de la simpleza natural
libera ahí un monstruo de sarcasmo
muy parecido al despreciable Vanio.
Él habita de algún modo su psique.
Teloe navega clara un mar soleado,
no hay noche en su voluntad de vivir.
Vanio corretea las tristes alcantarillas
del cínico y frustrado sin esperanza.
Él ama en ella su nula sofisticación,
Ella ama, sin saberlo, su desapego.
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