lunes, 13 de mayo de 2024

Fauré: Pelléas et Mélisande – Suite op. 80 ∙ hr-Sinfonieorchester ∙ Mare...


ALMA RUIN EN GATO BLANCO

De las aburridas ovejas saca lana la pastora. Dos ovillos completa con la lana la hilandera. Uno blanco y otro negro. El mago con su arte dos gatos de ambos hace. Gato blanco y gato negro. Cansados después de jugar, a un hombre los gatos crean.
Le llaman amo y señor sueñan vivir felices con él. Luz el blanco y Noche el otro. 
Interroga el amo a los gatos para saber de dónde vienen. Noche inventa un dios eterno y Luz cuenta cosas de la lana. Dios, hombre, gato e hilandera. De las ovejas y la pastora ¡ya nadie se acuerda! Noche es amable, Luz no.

Mejor que el amo no esté solo, dice Noche una tarde oscura. Y ¿a mí que me cuentas? contesta displicente Luz – dentro de nada todos pardos. Luz engaña, Noche, no. El mago compensa sus almas: da a Noche la más tranquila y una ruin alma al gato blanco. 

Luz duro corazón azabache. En un momento del giro de la rueca los jóvenes gatos se pelean. Parece un juego inofensivo aunque es muy alto el precio a pagar. Cada vez que juegan siempre es Luz el ganador. Noche pierde y se consuela. Cristaliza la soberbia del gato blanco en duro corazón azabache. Para el pecho negro guarda el mago los brazos de nube blanca que abrazan suaves a los derrotados.

Fin de los juegos de gatos. Jugando, Noche muerde a Luz y Luz degüella a Noche.
Rojo coágulo en negra piel, rubí de venganza concentrada, ira eterna, rojo sobre negro. Nada comprende el hombre, y cada mañana al amanecer si la aurora mata al sueño siente una confusa frustración.

¿Será por los juegos de unos gatos?

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