TIC-TAC
Escucho el reloj que dice TAC y pienso: ahora llega el TIC, pero no, repite el TAC y entonces digo: sí, el siguiente es el TIC y de nuevo oigo el TAC. Tras un cuarto TAC no pierdo la paciencia, porque sé que aunque parezca imposible, en el futuro hay un TIC para mí. TAC... TAC.
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