–Deseo comerme
media docena de gambas EN ella
–Será CON ella, ¿no?
–No, EN ella:
una EN sus labios, otra EN la teta derecha
la tercera EN el pezón izquierdo
otra más EN su espalda, la quinta EN su ombligo
y la última colgada EN su clítoris.
–¿Y a ella qué le dejas?
–Ella si desea podrá beberse todo el cava
ansioso DE ser descorchado DE mi botellón.
JAJAJAJAJA
ResponderEliminarMira este registro tuyo no era conocido por mí y me ha gustado.
Desde ahora cuando vea un plato de gambas me acordaré de ti.
Jaajaa qué bueno.
En un poema nada es lo que parece. Ni las gambas son gambas, ni el poeta el protagonista.
EliminarGracias por tu compañía bloguera y tu sinceridad.