En la mirada del perro fiel
se lee el destino cierto
del amo enfermo de muerte.
En la mirada del hombre-rey
pesa la certeza oculta
de la impotencia humana.
Cuando el arte excluye el drama
e incluye la muerte simple y llana
un simple acto es acontecimiento.
En el rostro del ministro de Dios
toda alma reflejada es soberbia
vestida de una ridícula pompa.
En el rostro del ministro del rey
toda la avaricia en ojeras resalta
empolvadas con mal disimulo.
Cuando el poema no narra
e incluye el presente imprevisible
una simple palabra es descubrimiento.
No he visto la película,ahora con tu poema apetece verla.
ResponderEliminarBesos.
Este blog es nuevo,no?
Ya decía yo que no encontraba los otros...
Es un concepto de cine diferente. Desprovisto de drama, sin literatura.
EliminarSí, es nuevo. Gracias por tu interés.