Poema para una exposición fotográfica
Empieza este día
con penetrante
olor a argolla
y el punzante
tacto
de ocho clavos
oxidados.
¿Soy esa sombra
que quedó pegada a la pared?
No, soy aquella
otra que lame
el piso con
humildad,
pavimento por el
que pasaron
las huellas
negras
de pies que
pertenecen
a piernas sin
torso.
Mi rostro
envejecido
y reflejado en
el espejo
es la
fragmentaria imagen
de un alma sin
futuro.
El de ella es
solo reprimido espíritu
que suplica
libertad.
Ambos estamos
presos
en una cárcel
creada bajo un cielo
de telas rotas y
maderos recogidos
con alambre.
Es triste.
ResponderEliminarBesos.
Buen poema, desgarrador.
Muchas gracias. Desde la prisión.
EliminarUna triste realidad cada vez más dolorosa.
ResponderEliminarUn beso.
Así veía la exposición. Es un intento de explicar el dolor que a todos nos une.
EliminarUn beso agradecido.