Ethel Smyth - Concerto for Violin, Horn and Orchestra

Carta a una amiga sobre lo viejo y lo nuevo. 

A mi edad, mi casa tiene por fuera apariencia de mansión y en su interior goza de un trastero recóndito que guarda lo más afinado de mis sentimientos personales. El mundo pasa como el viento que rodea mi edificio, a ratos sonoro y fuerte y en otros momentos es pura caricia de las circunstancias. Mi hogar tiene una reputación que mantener, y a menudo me pregunto si yo soy más esa imagen que ven de mí, o una enamoradiza niña llena de imaginación. Lo que me queda claro es que la vida es conflicto y encrucijada, con el añadido en mi caso, de una voluntad creativa para componer obras de arte que llenen de sentido estético y elegante equilibrio las áridas horas que nos es dado vivir. 

Hubo una guerra en la que matamos una parte de nosotros mismos, quizás la que más amábamos. Un conflicto indigno del que decimos que salimos victoriosos. Esta es otra apariencia que debo mostrar sin muestra de duda, aunque siempre que visito el trastero en soledad escuche un violín sollozar.

Pero amiga mía, la Utopía sigue viva. La mujer ya vota. Hay quien hasta sueña con un futuro de liberación total. Mujeres fuertes marchando con poder sobre sus vidas, e incluso, soberanas en lo que concierne a sus ingresos y cuentas bancarias. Qué orgullosas oigo sus canciones, como una trompa que se riera del violín en el porche de una casa moderna, libre de apariencias y bien ventilada. Y aunque sé que no lo voy a ver, sueño ese mañana.  

Ethel.