domingo, 2 de abril de 2017

EL DOMINGO



El Muro.

Mi padre heredó un terreno.

Le dejaron dos mil cardos
en un secarral manchego
y una incultivable tierra gris.

Mi padre tapió el terreno
de dos mil metros cuadrados
y levantó una caseta achacosa
con una terraza cubierta de caña.

Mi padre montó un aljibe.

Si llovía había agua fresca
y a la sombra de las cañas
despacio liaba tabaco picado.

Mi padre encaló el muro interior
y más tarde puso trepadoras,
pintó unos árboles muy verdes
y fumando los miraba recostado.

Mi padre murió en el hospital.

En sus últimos tres días
no paró de recordar los ratos
de solitaria paz frente al muro.

Hoy que las cosas me van mal,
que casi todo lo he perdido,
no dejo de preguntarme por lo que
sentía mi padre fumando frente al muro.

2 comentarios:

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